Lo sé, soy una valiente, pero los días de trabajar en casa, en zapatillas y ropa cómoda se están terminando. En breve volveré a trabajar en Madrid y empiezan los viajes a la oficina. Eso sí, por lo pronto Littlenano, como buen babyemprendedor se viene conmigo. Con sus pros y sus contras.
Los pros que seguimos con la lactancia y sigue estando con mami (y compañía) durante el día. Esto e sposible porque es un bendito ¡esperemos que siga así!
El gran contra, el “viaje”. Porque desplazarse con un bebé a cualquier sitio es eso, un viaje. En coche es cómodo, pero caro. Aparcar en el centro de Madrid conlleva ir a un parking o estar pendiente del ticket de la hora.Y si vas a estar todos los días unas cuantas hora, al final es un dineral.
Así que ya tocaba, había que probar el metro. Y el metro con carrito….¡es toda una aventura! La primera prueba la hice con Mr.Desaforado. De esa manera, si nos encontrábamos alguna barrera física la superaríamos entre los dos cargando con el carrito. Y para mi sorpresa, fue fácil. Ascensor desde al lado de nuestra futura oficina, casi directo al andén y el cambio de linea también en ascensor. Todo perfecto.
Así que me atreví, lo hice sola.
Y todo salió al revés.
A la ida el ascensor de salida roto. Las mecánicas directas en obras. La solución fue buscar otra salida, con una combinación de escaleras mecánicas y normales. El resultado: llegar tarde, muy tarde, agotada y enfadada.
Para la vuelta, y en vistas que el ascensor roto, decidí ir andando a otra parada cercana pero que sabía que era accesible. Resultado: escaleras mecánicas rotas y solo un alma caritativa que me ayudó a bajar el carro a peso por las normales. Eso sí, esquivando a la gente que subía y que nos mira con mala cara porque les interrumpiamos su carrera.
Conclusión: Metro 1-Littlenano 0. Solución: queja via twitter al Metro de Madrid y paciencia ¡menos mal que el peque fue tranquilo todo el trayecto. Cuando no iba dormido, iba hablando con su reflejo en el espejo.
Hoy lo vuelvo a intentar, soy así de insistente, pero es lo que toca acostumbranos a ésto ¡deseadme suerte!