De vez en cuando es necesario frenar para coger impulso… y más cuando estás agotado física y mentalmente.
Eso es lo que pasó hace unos días. Después de varias semanas corriendo a todas partes, preparando el aniversario de Lanoa handmade, la presentación de las colaboraciones y de la Lanoabox, y la entrega de un nuevo proyecto que tengo entre manos y que sé que os va a encantar cuando os lo cuente, tuve que decir: ¡BASTA!
Aprovechando que en Madrid teníamos un macropuente, decidimos escaparnos unos días a nuestro rinconcito de la sierra, y la verdad es que la decisión no pudo ser más acertada.
En buena compañía, hemos conseguido desconectar del todo del loco mundo en el que vivimos, nos hemos olvidado de que llevábamos los pórtatiles en la mochila, casi ni nos ha dado tiempo ni a pensarlo, y simplente hemos disfrutado, reído, compartido confidencias o simplemente el silencio de la sierra.
Además el nano ha estado totalmente feliz, con sus amigas del alma, sintiéndose más mayor de lo que es, respirando aire puro y disfrutando de cosas que no tiene en el día a día.
Solo con verlo a él disfrutar teníamos suficiente.
Sabemos que la vuelta va a ser dura, que tenemos que volver a coger ritmo y que es difícil, pero volvemos totalmente descansados (de mente y cuerpo) y eso nos va a ayudar a coger impulso para llegar mucho más lejos en esta carrera de fondo que es nuestro día a día. Porque….