Hace poco más de un año decidí que algo en mi vida tenía que cambiar, demasiado estrés, demasiada comida rápida, demasiadas prisas, demasiado cansancio.
Para mí los meses de mayo y junio son los peores del año, son los que más trabajo tenemos porque se juntan varios eventos y parece que el mundo se acaba cuando llega el calor.
Me di cuenta de varias cosas: la primera es que mi “yo estresado” afectaba a mi relación con los demás, estaba malhumorada, constantemente cansada, con muchos dolores de cabeza y sin poder seguir el ritmo a mis hijos. Hasta que me dio una “crisis”, que en mi caso son de vértigos… dos o tres días en cama te dan mucho que pensar, así que decidí que algo tenía que cambiar.
Y el cambio tenía varios puntos claves: moverme, comer mejor, empezar a cuidarme y gestionar mejor mi tiempo.
Para el primer punto me ayudó mucho mi amiga Mónica, nos fuimos motivando mutuamente y empezamos a quedar para andar antes de recoger a los niños del colegio. Así estuvimos casi todo el curso, hasta que sus horarios cambiaron y ya tuve que empezar a hacerlo sola. Eso sí, algunos domingos madrugamos y nos escapábamos un rato.
Estas salidas a andar eran terapéuticas por el ejercicio que hacíamos y por darle a la “sin hueso”. Así nos desahogábamos del estrés diario, de la casa, de los niños… ¡mano de santo! ¡Si hasta nos hicimos la carrera de la mujer! Vaya experiencia… creo que hay que vivirla una vez en la vida como mínimo.
Poco a poco empecé a cogerle el gusto y cuando tuve que empezar a hacerlo sola me animé a empezar a mezclar andar y correr. Todo el mundo me decía que me animara, que era muy desestresante y que me vendría fenomenal ¡y tenían razón!
Me costó “la vida” coger ritmo pero al final lo conseguí. Cuando conseguí correr mi primer kilómetro de tirón sin parar no sabéis lo importante que me sentí….Poco a poco he ido avanzando y ya consigo correr más, no podría considerarme una “runner” pero al menos un intento de… lo que he conseguido, además de superarme a mí misma, es encontrar una manera de desconectar durante el tiempo que estoy corriendo ¡y me viene de lujo!
Lo que peor llevo de correr es que me he acostumbrado a ir de pantalón corto cuando voy a hacer deporte y soy una maniática de la depilación, así que he tenido que volver a plantearme el tratamiento láser para olvidarme del tema de una vez. Empecé antes de quedarme embarazada del mayor, pero se me quedó a medias ¡toca terminar lo que empecé!
Otra de las cosas que me propuse fue empezar a comer mejor, junto con unos amigos hicimos la “el reto de la báscula” y conseguí quitarme varios kilos que me sobraban ¡y todavía me queda! Pero lo más importante es que empecé a comer mejor, más tranquila, con las comidas más pensadas… y eso también lo ha notado mi cuerpo. Nada como organizarse para no caer en la comida rápida.
Mi conclusión después de un año “y pico” cuidándome más es que comiendo mejor y haciendo algo de deporte que te ayude a desconectar, tu cabeza va a funcionar mejor y va a ser más difícil entrar en colapso.
Si además le añades que por fin el pequeño duerme toda la noche, mi cara de estrés y mis ojeras han mejorado este año, ya no son tan de oso panda. Mi sueño sería acabar con ellas para siempre y para ello me han hablado de la micropigmentación ¡dicen que permite camuflar las antiestéticas ojeras durante varios años!
Definitivamente, viendo cómo me encuentro mejor y cómo estoy disfrutando más de los ratos con los peques porque tengo muchas más energías, puedo compartir momentos divertidos con ellos y me siento más ligera ¡estoy encanta con el camino que he tomado!
Y además… llego a la carrera del próximo domingo con más energías, más en forma y con muchas ganas de volver a disfrutarla como el año pasado ¡pero este año haré el máximo recorrido que pueda corriendo!
¿Y tú? ¿Te apuntas a moverte?