Este es el año de las casualidades. Cuando nos casamos elegimos dos testigos que nos conocieran bien y con los que tuviéramos una relación especial. Una era una amiga mía de toda la vida, de Alicante, y que casualmente también se ha expatriado a los madriles y la otra la mejor amiga del sr. Desaforado.
La casualidad ha querido que ambas hayan decidido casarse este año. La boda de la primera de ellas fue en mayo (os acordáis de las invitaciones que curan? pues esa boda) y mañana es el día especial de la segunda.
Y estamos todos muyyy nerviosos! (no tanto como la novia claro). Los días finales los estamos viviendo todo el grupo juntos y eso hace que la ilusión sea muy mayor: qué vestido llevas, qué tocado te vas a poner, a qué peluquería vas… todos queremos estar perfectos porque la ocasión lo merece.
Seguro que os traigo muchas fotos de la boda, porque la novia se ha currado muchos detalles especiales que estoy deseando ver… pero como todo sabéis, antes de una boda, viene una despedida, y hoy, en homenaje a ella, os traigo algunos detalles.
La despedida se la hicimos en Julio, en casa de una amiga del grupo, que tiene un jardín la mar de majo y se ofreció a ponerlo como centro de operaciones.
Desde siempre, que yo recuerde, me encargo yo de la decoración de las despedidas. Tengo una de los años 20 pendiente de enseñaros. Y esta vez también fue así, solo que con tanto lío que tuve en julio, me fue imposible hacerlo yo misma, así que decidí dejarlo en unas manos más profesionales: las de El Señor Otto, que para eso son nuestras expertas decoradoras de Lanoa 😉
Le conté a Cristina, que es un encanto, la idea que tenía. Resulta que a la pareja los llaman los Mármol, como los de los Picapiedra (en este grupo tendemos a poner muchos motes) y queríamos enfocar la despedida con esa temática: a la novia la vestiríamos de Betty y nosotras de Vilma.
Así que la decoración tenía que estar acorde. Rápido se pusieron a trabajar y en seguida me llegaron los primeros bocetos. Pocos cambio tuvimos que hacer, la verdad. Nos prepararon una caja chulísima con guirnaldas, pinchitos, globos, mantel, fajines para botellas, vasos, cubiertos, servilletas y platos…
Y luego las maestras cocineras nos preparararon una gran cena (y recena,y desayuno y merienda…qué cantidad de comida!!!). Si ánimo de desmerecer ningún plato, me quedo con los nachos auténticos de Méjico que nos hizo nuestra amiga mejicana. Preparó todo, ¡¡hasta las tortitas!!¡¡ Qué buenos estaban!!! Y ya no vamos a hablar del postre, porque tuvimos que dejar un hueco para los cupkakes que nos había preparado la anfitriona, ya que llevaba meses trabajando en ello y además estaban buenísimos.
La verdad es que nos lo pasamos muy bien, fue una noche de risas, llantos, abrazos, emociones, batallitas y unos cuantos cócteles entre amigas…. es una buena manera de homenajear a la novia no?
Y mañana… ¡el gran día! Ya os contaré…
¡Feliz finde!