Cuando empezamos a organizar las vacaciones este año teníamos dudas entre repetir el plan de los últimos años, hotel con playa y piscina con amigos o hacer algo más de turismo, porque después de nuestro viaje anual vienen varias semanas de playa en mi tierra. Al final pusimos en la balanza todo y decidimos hacer un “mix”: un plan de turismo pero con playa.
¿El destino? Tenerife. ¿La razón? El nano descubrió que existía el Loro Parque a través de Google Maps en el cole y desde entonces cada dos por tres nos decía que cuando íbamos a ir. Le gustan mucho los loros y le hacía mucha ilusión, así que decidimos buscar alguna combinación viaje+hotel que nos encajara y cuando la encontramos… ¡ya teníamos destino!
La verdad es que la experiencia ha sido muy buena, era la primera vez que viajábamos los cuatro solos haciendo turismo y hemos ido cuadrando los planes para mezclar turismo puro y duro con diversión.
Aunque me hice mi propio planning, muchas ideas y recomendaciones que utilicé para ello fueron del blog Tenerife con peques y luego fuimos adaptando las ideas a nuestros ritmos.
1- Visita al Loro Parque
Siendo la causa de nuestro viaje, la primera excursión la hicimos al Loro Parque (Puerto de la Cruz). A pesar de que hace poco que estuvimos en el Zoo de Madrid, la experiencia no es comparable. El parque en sí es mucho más “natural” y se ve a los animales muy cuidados.
Según Trip Advisor, es el mejor zoológico de Europa. Llama mucho la atención por varias cosas: la cantidad de vegetación que tiene y que por supuesto ¡vayas donde vayas hay Loros! Vamos, el paraíso para los amantes de los loros como el nano, si además puedes estar cerca de ellos en el Aviario…. ¡felicidad absoluta!
Te recomiendan ir temprano porque el parque tiene horario “guiri” y cierra sobre las 18:30 h aproximadamente, por lo que si quieres ver todos los espectáculos y aprovechar el día, hay que madrugar. Aunque a nosotros nos costó un poco por la”resaca” del viaje y llegamos allí a las 11 y pico ¡directos a ver el espectáculo de los loros! Y qué decir que nos encantó, ese y ver la las Orcas en acción, son las mejores cosas del parque. Además del aviario, donde puedes ver a los pájaros de cerca sin estar enjaulados. Al final conseguimos ver todos los espectáculos y el parque completo, eso si acabamos muertos ¡pero mereció la pena!
Por cierto, si vais a ver el espectáculo de las orcas…. ¡sentaros a partir de la fila 8 o poneros el chubasquero! porque acabarás empapado…. Es alucinante verlas moverse con el tamaño que tienen y son una preciosidad.
2. Avistamiento de ballenas y delfines.
Para contrastar lo que habíamos visto en el Loro Parque y la paliza de día, al día siguiente buscamos un plan más tranquilo: fuimos a buscar Cetáceos en libertad en barco.
Como nos alojamos cerca del puerto de Los Cristianos, nos acercamos allí para coger un barco. Había varias opciones de barcos pero al final, como nunca habían subido en uno los niños y no sabíamos si se mareaban o no, decidimos descartar el velero y subimos a uno más sencillo, el Travelin’ Lady.
La embarcación sale desde el muelle de Los Cristianos, navegando mar adentro hasta alejarse unas 3 millas de la costa. Nosotros pudimos ver con tranquilidad varios grupos de ballenas piloto y un par de delfines ¡los muy listos están siempre cerca de las piscifactorías para comerse el pescado que se escapa!
Son unas dos horas navegando y la verdad es que en nuestro caso, la experiencia fue muy chula. La tripulación se portó genial con los peques ¡y hasta les dejó pilotar!
En las aguas de Tenerife tienen el privilegio de contar con gran variedad de delfines y ballenas. Se han identificado más de 29 especies diferentes en aguas canarias (esto supone un 34% de la diversidad mundial), lo que convierte a estas islas en un lugar privilegiado para la observación de cetáceos ¡había que aprovecharlo!
3. Excursión al Teide
Una de las excursiones que sí o sí teníamos que hacer era la del Teide. Teníamos claro que hasta arriba no íbamos a subir porque Little nano es muy pequeño para los cambios de presión del Teleférico, así que hicimos la ruta en coche que va desde el sur hasta el norte.
Y como en esta casa algunos nos mareamos, el plan era hacerlo sin prisa y parando todo lo que pudiéramos, en cada mirador, para disfrutar del paisaje y así también evitamos mareos.
Lo hicimos en una mañana, empezando desde los Gigantes y terminando en La Orotava para comer. La verdad es que fue una excursión para no olvidar. Cada parada era una aventura, había que investigar el paisaje, comparando cómo cambiaba de una zona a otro ¡si hasta parecía que estuviéramos en la Luna!
Una de las cosas que más nos llamó la atención fue que cuando bajábamos no se veía el mar, si no un “mar de nubes”…. ¡impresionante!
4. Lago Martiánez
De bajada del Teide, paramos a comer en La Orotava y dimos una vuelta por el pueblo que fue precioso antes de bajar al Puerto de la Cruz, nuestro siguiente objetivo: El Lago Martiánez, un impresionante complejo de piscinas artificiales de agua de mar y un gran lago con jardines etc…
Cuando miramos por internet el horario ponía que cerraba a las 19:30 así que entre que llegamos a comer tarde a la Orotava etc, llegamos a la puerta cuando eran las 17.50 y la señora de la puerta “muy maja ella” no nos quería dejar entrar porque según ella el cierre del acceso era a las 18.00h. Después de quejarnos y llorar un poco, conseguimos que nos dejaran entrar y disfrutamos durante un buen rato de este paraíso…. eso sí, si alguna vez vais os aviso, es un lugar precioso pero… ¡no esperéis piscinas calentitas! Al menos ese día…. estaban congeladas, cosa que no es impedimento para los peques que por supuesto ¡no salieron del agua!
Por apurar planes no estuvimos todo el día pero es verdad que cuando entramos la mayoría de la gente ya se había ido y los teníamos casi para nosotros solos….
5. Playas para niños
Aunque llevábamos una lista enorme de playas para poder ir con niños, el tiempo era limitado y no pudimos ir a todas las que queríamos (¡nos tocará volver!). Estuvimos en varias cercanas al hotel como la de Los Cristianos y o Las vistas, que la verdad que para ir con los niños están fenomenal porque son muy tranquilas, pero también quisimos probar algo distinto.
Por eso no pudimos irnos del Puerto de la Cruz sin visitar la preciosa Playa Jardín ¡y dejar como recuerdo nuestras construcciones de piedra!
Y como despedida nos fuimos a descubrir la playa de El Médano, siendo conscientes eso sí de que era una playa para surfear ¡pero queríamos algo distinto!
La verdad es que la playa es preciosa, y tiene varias calitas en las que refugiarte del viento y perfectas para ver a los surferos en acción y para… ¡saltar olas!
Allí pasamos nuestra última mañana en Tenerife, de donde nos fuimos encantados del viaje, de haber descubierto cosas nuevas, con la tripa llena de papas arrugás y pescado fresco y muchas ganas de volver para ver todo lo que nos hemos dejado pendiente.
Así que sí, Tenerife ¡volveremos!