Hoy os traigo una emprendedora muy especial, en primer lugar porque es de mi tierra (más o menos), en segundo lugar porque compartimos amigos comunes e intereses arquitectonicos, en tercer lugar porque me encanta que diga que ser madre le inspiró y en cuarto lugar porque es una de las “artesanas fundadoras” de Lanoa Handmade.
Ella es Amparo, la persona que está detrás de mlle.Mignonne…
Como siempre, os cuento su historia en primera persona:
“Desde que era muy muy pequeña, cogía mis diademas, esas anchas que llevábamos todas, así como de terciopelos y les daba un toque personal, todo desde el ojo de una niña que pensaba que las costuras rosas en unas medias naranjas no se notaban… así que se quedaban todas las diademas divinas, forradas con medias y con un lazo a juego…
Con una madre adicta por gusto y por necesidad a las manualidades (actual y coolmente conocidas como DIY) y además encargada de organizar las mismas para los regalos del cole (día del padre, de la madre, de la abuela, navidad, …) aprendí a hacer de todo, cuadros con pasta de cerámica, perchas con dibujos, divertidos muñecos-coladores, ropita para mis muñecas, joyas (por lo menos para mí) que vendía así sin más por las calles… y con un padre del mundo del mueble, no creáis que no que jugar al tetris en las furgonetas hace que luego quepa cualquier cosa en los maleteros, y el poder despiezar y montar los muebles solo con la mirada no es moco de pavo… estas y muchas otras enseñanzas que no me harán ganar millones, pero sí me han hecho muy “apañá” que se dice en mi pueblo.
Llegó y pasó (gracias a Bjork) la adolescencia y con ella se fueron las camisetas de Bon Jovi, Offspring, El pelo por la cara, las Newrock (gracia papá por sólo comprarme la imitación, a día de hoy lo agradezco mucho) y demás extravagancias propias de esa época oscura, me aventuré a la vida universitaria, los que para mí han sido los mejores años de mi vida (anterior a la vida de madre).
Un muy buen día nos mudamos a un pisazo en el centro de Alicante justo debajo del taller del gran Hanibal Laguna, y… cómo no, éramos del tipo de “estudiantas” que cuando veían cosas por la calle decían “ésto pal piso!!” y… no iba a ser menos con las bolsas de retales de las creaciones del vecino, y así bolsita a bolsita nos hicimos con un armario a tope de bolsas negras llenas de retales que bien parecían las de la operación malaya!!!
Mientras tanto en ese piso y en la escuela en general se estaba generando una especie de obsesión compulsiva por hacer las maquetas con telas, gominolas, cuentas, hilos preciosos, cobre de colores, goma eva, etc, vamos, materiales al uso y alcance. A lo que sumamos que vivíamos con una “conehera”, y nuestros carnavales no eran normales, no, hacíamos los disfraces como si fuéramos a desfilar delante de Alexandre McQueen Nuestra casa estaba inundada de de tules, gasas, encajes, blondas, vichys, plumettis, gros grin… que se amontonaban en el armario y en los cajones en un principio destinados a escuadras, cartabones y rotrings.
Y en todo este organizado caos empezaron a forjarse los primeros broches y diademas. Una época inolvidable con múltiples viajes a París, (gracias, becaErasmus y Vueling, muchas gracias), la ciudad más preciosa que conozco (tampoco es que sea Willy Fog) llena de tiendecitas con mil cosas, lazos, cuentas, hilos, más lazos, plumas, telas, blondas, encajes, tules… (he dicho tules?) y con una capacidad increíble de vaciarte los bolsillos!!
Lugares embriagadores en los que pasaría horas y horas viendo y viendo materiales que a simple vista no tienen utilidad, pero el tiempo está demostrando que sí y mucha!
Poco a poco fui adquiriendo más y más cositas y parecía que lo que hacía gustaba a más y más amigas, y así en mi tiempo libre seguía haciendo cositas!
Y llegó Mar, la sorpresa de mi vida, nunca imaginé que la vida me llevaría a escondidas y poco a poco a este destino, tener algo que dependiera única y exclusivamente de mí, que diera tanto sin pedir nada a cambio y que se pudiera hacer de algo tan simple como una sonrisa, un guiño o un besito un mar de felicidad.
Tener a Mar fue el pistolezado de salida para seguir con mi afición a la aguja y a mi querida pistola de silicona… truncando aparentemente otros planes de futuro, supuso y supone una estabilidad jamás pensada, una tranquilidad increíble, el disfrutar del pequeño placer de sentarme en una mesa llena de cosas y tener a un angelito reboloteando que se deja probar todos los tocados, que me ayuda a colocar los pétalos, que cose (virtualmente) a mi lado y que tiene una cabecita tan propensa a gorros-diademas-tocados que hace que no pueda parar de hacerle cositas para el pelo.
La primera, para su nacimiento, cómo no ibamos a llevar la misma diadema!? incluída la tercera miembrA de la familia, por supuesto, Tortilla, mi perra… (sí, se llama Tortilla, qué pasa?) ese gustirrinín de verla a ella recién nacida, a juego con mamá, es tan chachi!!!!
Cada día Mar me ayuda a muuuchas cosas, a tantas que jamás lo imaginará, y hace que quiera superarme en tantas cosas… entre ellas en este pequeño proyecto de vestir con accesorios a todos aquellos que cuenten conmigo.
Y bueno, ya han pasado unos 10 años desde que compré aquella pistola de silicona madeinchina, para mi primera maqueta (benditos 5 euros!) y aquí sigo, con ella en la mano, intentando evolucionar en cada uno de mis encargos y hacerlos tan especiales como las personas que los lucirán.
Como véis los tocados de mlle.Mignonne… son una pasada, porque además los hace para grandes y chicos, y tiene experiencia en “cabezas pequeñas”. En su tienda de Lanoa Handmade podéis encontrar algunos preciosos que seguro que os encajarán con el modelito que tenéis prepararado para la próxima boda, bautizo o comunión, ahora que empezamos temporada.